1. Limpia la sartén:
Lava la sartén con agua caliente y un poco de detergente, usando una esponja suave.
2. Secala completamente:
Utiliza un repasador o papel de cocina para secar la sartén. Si es necesario, puedes calentarla en la hornalla para evaporar cualquier humedad restante.
3. Aplica aceite vegetal:
Vierte un poco de aceite vegetal (girasol, canola o maíz) en un paño limpio y usalo para cubrir toda la superficie de la sartén, incluyendo las paredes y las asas.
4. Hornea (opcional):
Si tienes horno, puedes hornear la sartén boca abajo a 200-250°C durante 1 hora para acelerar el proceso de curado. Coloca una bandeja con papel aluminio debajo para recolectar la grasa.
5. Enfría y repite (si es necesario):
Deja que la sartén se enfríe completamente. Repite el proceso de curado si lo deseas para crear una capa antiadherente más resistente.
6. Uso y limpieza:
La sartén estará lista para usarse. Limpia la sartén después de usarla con agua caliente y una esponja suave (sin abrasivos), secala bien y aplica una pequeña cantidad de aceite para protegerla.